Del azúcar a los superalimentos: cómo nos siguen vendiendo salud sin evidencia
- Fotoprostudio
- 23 jun
- 5 Min. de lectura
Índice:
Azúcar como energía vital vs. Gominolas funcionales y magnesio "anti fatiga"
Azúcar como autocontrol alimentario vs. Batidos detox y ayunos con marketing
Azúcar respaldado por doctores vs. Colágeno respaldado por celebridades
Azúcar en la mesa familiar vs. Kombucha y "bebidas conscientes"
Conclusión: Imagen saludable, realidad endulzada
Introducción: Lo que no aprendimos del azúcar
En los años 70, el azúcar no era un enemigo: era energía, fuerza de voluntad, nutrición moderna. Las campañas publicitarias lo envolvían en imágenes de médicos, gráficas científicas y desayunos familiares perfectos. Fue uno de los mayores casos de manipulación visual y científica del siglo XX.
Décadas después, el azúcar ha caído en desgracia. Pero su legado está más vivo que nunca. Porque aunque su nombre ya no figure en los tronos de la publicidad saludable, otros productos lo han reemplazado con los mismos trucos: suplementos milagro, batidos detox, gominolas con vitaminas, colágeno con glamour. Cambiaron los protagonistas, no el guion. Cambiaron las imágenes, no la estrategia.
Este post es una mirada crítica y visual a cómo se repiten los mismos mecanismos de persuasión, comparando directamente el caso histórico del azúcar con algunos de los productos más promocionados del presente.
2. Azúcar como energía vital vs. Gominolas funcionales y magnesio "anti fatiga"
Años 70. "Sugar keeps you going." Así rezaban titulares acompañados de imágenes de ejecutivos sonrientes, amas de casa organizadas y niños activos. El azúcar era el combustible ideal para la vida moderna. Sus anuncios lo mostraban como un impulso limpio, seguro y casi médico. Incluso el American Journal of Clinical Nutrition lo respaldaba, en estudios pagados por la industria.
Hoy. No se habla de azúcar, pero sí de energía. En forma de gominolas "saludables", cápsulas con magnesio, pastillas para el "rendimiento cognitivo". Marcas como BetterMood, Yours, o Care/Of utilizan un diseño fresco, moderno y minimalista para posicionarse como alternativas naturales al cansancio, al estrés y a la falta de foco.
Comparativa visual: ayer, un ejecutivo con traje y azúcar en el café. Hoy, una influencer con sudadera beige y un bote fotogénico de gominolas sin azúcar, con promesas similares: foco, energía, vitalidad.
La verdad: la mayoría de estos suplementos tienen evidencia débil o no replicable. Pero el lenguaje visual y verbal funciona: vende bienestar sin pruebas.
Noticia publicada en los años 50 sobre los beneficios del azúcar vs pack personalizado de vitaminas de Care/Of
3. Azúcar como autocontrol alimentario vs. Batidos detox y ayunos con marketing
Años 70. Uno de los anuncios más cínicos de la historia decía: "Sugar can be the willpower you need to eat less." El azúcar como estrategia para adelgazar. Aparecían mujeres delgadas, sonrientes, junto a paquetes de azúcar como parte del desayuno.
Hoy. Los batidos detox, los jugos verdes y los cafés con aceite MCT se venden como herramientas de control de peso. El discurso ha mutado: ahora no se habla de calorías, sino de "reset", de "equilibrio", de "antiinflamación". Pero el resultado es el mismo: una promesa rápida de control corporal.
Marcas como Fitvia, JuicePlus, Sbeltform y Yogi Detox están llenas de imágenes visualmente impecables: cuerpos tonificados, fondos blancos, smoothies con pajita de bambú. La salud parece fácil, sabrosa, fotogénica.
Comparativa visual: antes, una mujer en báscula junto a una taza con azúcar. Hoy, una influencer fitness en ropa beige, sujetando un batido detox con estética de spa.
La verdad: la mayoría de estos productos carecen de respaldo científico sobre su eficacia. Pero la fotografía ha evolucionado para ser aún más convincente.
Anuncio de la revista Time de los 70 sobre tomar azúcar para adelgazar vs Publicidad de Yogi Detox
Informe de la OCU sobre la falta de evidencia y los riesgos de las dietas y batidos detox
4. Azúcar respaldado por doctores vs. Colágeno respaldado por celebridades
Años 70. La Sugar Research Foundation financió estudios que exculpaban al azúcar y culpaban a las grasas. Se publicaban en revistas científicas, sin declaración de conflicto de interés. Era marketing disfrazado de evidencia.
Hoy. El colágeno es promocionado por celebrities como Jennifer Aniston (Vital Proteins) o influencers de belleza. No hay estudios concluyentes que respalden sus supuestos efectos sobre la piel, las uñas o el cabello en individuos sanos. Pero la promesa de juventud y belleza "desde dentro" funciona.
El packaging de estos productos es lujoso, limpio, elegante. Las fotos usan luz natural, tonos pastel, superficies de mármol. Todo comunica equilibrio y autenticidad.
Comparativa visual: antes, un gráfico con una curva descendente de colesterol. Hoy, una sonrisa perfecta en una cocina blanca con un bote de colágeno en primer plano.
La verdad: el marketing de salud ha pasado de la bata blanca a la celebridad sin perder efectividad.
El Dr. Keys, padre de la nutrición moderna, explicando los beneficios del azúcar vs la actriz, Jennifer Aniston, promocionando Vital Protein
OCU – “Suplementos de colágeno: ¿sirven de algo?”
5. Azúcar en la mesa familiar vs. Kombucha y "bebidas conscientes"
Años 70. El azúcar estaba en todos los desayunos. Los anuncios mostraban familias felices, desayunos con cereales azucarados, pan blanco con mermelada, leche endulzada. Era parte del imaginario doméstico.
Hoy. El azúcar se oculta, pero se glorifica la "consciencia". Kombucha, kefir, bebidas vegetales con añadidos funcionales: probióticos, adaptógenos, extractos de hierbas. Se venden como lo opuesto al azúcar, pero muchas tienen un perfil nutricional igual de discutible.
Marcas como Remedy, Captain Kombucha, Moyu o Vive Organic usan una fotografía amable, natural, emocional. Familias jóvenes en picnic, brunchs al sol, neveras organizadas.
Comparativa visual: antes, una madre sirviendo cereales con azúcar. Hoy, una pareja sirviendo kombucha artesanal en copas de cristal. El mensaje es el mismo: bienestar familiar, pero ahora con estética eco-chic.
La verdad: muchas de estas bebidas contienen azúcar o no tienen evidencia científica para los beneficios que proclaman. Pero lo importante es la imagen, no la información.
Anuncio de Cola-Cao de los años 70-80 vs promoción de los zumos de Vive Organic
6. Azúcar invisible vs. El lenguaje visual del "sin"
Años 70. Nadie hablaba de gramos. El azúcar era un ingrediente invisible, omnipresente. No aparecía en la etiqueta. No se cuestionaba su efecto.
Hoy. El nuevo argumento visual no es lo que tiene el producto, sino lo que no tiene: sin gluten, sin lactosa, sin azúcares añadidos. Aunque sean irrelevantes (como "sin gluten" en agua o "sin lactosa" en productos vegetales), el lenguaje visual genera confianza.
Las marcas actuales saben diseñar esta estética: etiquetas limpias, tipografías soft, iconos de confianza, colores suaves.
Comparativa visual: antes, una etiqueta sin información. Hoy, un envase con ocho sellos de "sin" y una paleta de colores pasteles que tranquiliza al consumidor.
La verdad: muchas veces lo que se omite visualmente es más relevante que lo que se dice.
Anuncio de los años 70-80 de Nocilla vs Packaging de un producto de la marca New Nature
Para profundizar en el análisis de los sellos “free-from” y su impacto real en la percepción del consumidor, puedes consultar este informe de la OCU:
Sellos en alimentos (OCU)
7. Conclusión: Imagen saludable, realidad endulzada
Nos reímos hoy de los anuncios que decían que el azúcar ayudaba a adelgazar. Pero seguimos creyendo en gominolas que dan energía, batidos que desintoxican, y cápsulas que rejuvenecen. Seguimos cayendo, porque las imágenes que venden salud son más convincentes que cualquier argumento racional.
El marketing del azúcar nos enseñó que la ciencia puede comprarse y la imagen puede disfrazar cualquier verdad. Hoy, el diseño, la fotografía y la estética han elevado esa lección a un nivel superior.
No es el producto. Es cómo lo vemos.
Y mientras el envoltorio visual siga siendo bello, limpio y aspiracional, seguiremos consumiendo lo que nos enferma creyendo que nos está curando.
¿Y tú? ¿Qué producto has comprado por cómo se veía más que por lo que ofrecía? ¿Qué marca te convenció más por la estética que por la evidencia? Te leemos en comentarios.
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